Al salir de Salamanca y su bullicio, seguimos la concha bien señalizada y pronto nos encontramos caminando a través de terrenos llanos de cultivo y a lo largo de una interminable senda de tierra roja. El último da de camino hacia Zamora es complejo por su longitud pero como los primeros días son bastantes cortos, cualquiera con buena condición física puede hacerlo.