Al dirigirse al noroeste hacia Castilla y León, el paisaje comienza a cambiar y pasa de cultivos de tierra roja a colinas verdes y bosques, habitado por una amplia gama de vida silvestre. El gran Rio Tera forma parte del escenario ya que el Camino se cruza con sus riberas en varias ocasiones. Tambien atravesaremos varios pueblos rurales tradicionales, muchos de ellos ocupados por casas de piedras abandonadas y antiguas iglesias.